A finales de la década de los 50, como respuesta a la necesidad de exportar lazos de cintas a Estados Unidos de América, surge el 28 de agosto de 1958, el Instituto Nacional de La Aguja. En medio de la creciente demanda que representaba ese sector a la economía del momento se proyecta la integración de la mujer en un rubro tan importante para la época.
Durante más de 5 décadas, con un perfil casi imperceptible, este instituto ha forjado con limitaciones y grandes carencias, una considerable cantidad de mujeres que encuentran de esta forma, una vía digna de recorrer el trayecto que le guía y capacita para lograr avances y le aportan en su desarrollo personal y comunitario.
Con una visión noble y tratando de integrar a través de asociaciones y fundaciones comunitarias, son muchos los talleres, cursos, diplomados que han formado, miles de damas luchadoras que no se rinden ante las más desalentadoras carencias.
A raíz de la gestión del presidente Luis Abinader y como parte de su política de empoderamiento y creación de oportunidades para la mujer de todos los estratos sociales, el INAGUJA desarrolla una labor que lo proyecta en impulsa más allá de una gestión desconocida, con un liderazgo y gerencia que trasciende lo cotidiano.
Desde esta institución se vive un proceso acelerado de cambios que despierta amores de quienes apuestan al desarrollo y el odio de quienes solo viven a la sombra de sus míseros intereses.
INAGUJA deja de ser un referente del botin politiqueo, para convertirse en auto gestionable y capaz de entregar beneficios al estado, mediante una administración que no descansa en demostrar que este es un gobierno diferente y enfocado en la gente.
Desde aquí nuestras felicitaciones al presidente Luis Abinader y al licenciado Paul Almanzar director de INAGUJA, que con ese gran equipo, está dispuesto a seguir recorriendo la ruta del Cambio que produce desarrollo.