En medio de un panorama político, arropado por una crisis sanitaria mundial producto de una pandemia como la del COVID-19, es natural que las pasiones puedan aumentar su caudal de efervescencia.
A propósito de la selección por parte de los próximos miembros titulares que han de guiar por 4 años los destinos de la organización administrativa y técnica electoral. Podemos observar un torrente irreverente de opiniones a favor y en contra de aquello que se plantea en este interesante escenario.
Muchos son los dominicanos que hasta el momento han desfilado por el senado, ante una comisión creada para la evaluación y propuesta al pleno, de los postulantes con las mejores condiciones para representar el órgano encargado organizar los certámenes electorales y lo relacionado al registro civil de los dominicanos.
Hemos visto en ese escenario, una amalgama de participantes que han mostrado sus habilidades para desempeñar esas funciones. Pará ningún Dominicano, despojado de prejuicios políticos, religiosos, sociales y comunitarios, sería difícil reconocer que dentro de los aspirantes (evaluados hasta este momento), el Dr. Eddy Olivares ha presentado las mejores credenciales y con ello, impresionado al más incrédulo de sus adversarios coyunturales.
Su personalidad sobria, con una ecuanimidad propia de los grandes actores de epopeyas y eventos que han marcado vida, el Magistrado ha dado la sensación de absoluto control de los temas electorales.
Se impone la necesidad de apartarnos del populismo y la ilusión de un sistema que raya en la hipocresía. Entender que necesitamos capacidad a toda prueba y entereza que permita en la JCE, una gestión más allá de la superficialidad y nos Propongamos una administración para la historia.