Desde los años del siglo XVII, el mundo ha sido testigo de la evolución ideológica que abre paso a las luchas libertarias y con ellas la forma de valorar la mujer como ente decisivo en el desarrollo de los pueblos. Tiempos de gran definición en cuanto a un discurso, propio de quienes buscaban ser escuchadas.
Tiempos en que Francois Poulain De La Barre luego Mary Wollstonecraft, junto a otros procuraban romper paradigmas, frente a una cultura machista que lideraba el mundo.
Es inspirado en figuras como estos, que otros siguieron trabajando y promoviendo la necesidad de la igualdad como forma de establecer ciertos niveles de justicia entre hombre y mujer.
Desde mediados del siglo XVII la corriente ideológica da origen al movimiento político, social y filosófico radical que toma el nombre de Feminismo. Mucho a llovido desde aquellos años y el camino ha sido tortuoso para quienes desde entonces abrazan con valentía la bandera que promueve la igualdad entre hombres y mujeres.
Muchas son las mujeres que con su determinación y arrojo a través de los años han marcado su generación y para las cuales la lucha de género no ha sido obscura que estás puedan trascender más allá de ese momento que le tocó vivir. No es sino, hasta pasada la mitad del siglo XX en que la igualdad se va profundizando y abriendo espacios en la cultura, el arte, empresa, iglesia, política, ciencia, etc.
Podemos resaltar sociedades predominantemente machistas como Brasil, que hace algunos años fue gobernada por una mujer, el caso también de Chile, Costa Rica, entre otras naciones que han dado espacio a que la discriminación de género no sea tropiezos para que mujeres que se empoderan y capacitan, tanto como cualquier hombre, puedan gobernar su nación. Demostrando que Gobernar no se trata de una exhibición de músculos y condiciones físicas masculinas. Pues liderar es asunto de valores, de principios, formación, visión, en armonía con inquietudes sociales y políticas que sobre pasan si quien lo hace tiene colgando entre sus piernas algunos elementos que muchas veces solo son excusas para el abuso, el maltrato y la imposición cobarde de quienes no disponen de otra cosa que no sea la condición de “hombre”.
Llevar una discusión política en una nación sobre si se está preparado para gobernar por ser mujer o no. Es una gráfica demostración del atraso, la miopía, cobardía y una manipulación perversa de quienes no pueden mostrar otras luces que no sea aquella que puede solo encender la mediocridad.
El machismo solo promueve violencia y trastornos, el mundo avanza sin pausas hacia un cultura cada día más justa en igualdad y equidad, donde se imponga la capacidad y el talento por encima de todo cuanto genere lo contrario. Sencillamente República Dominicana camina por el sendero de la equidad y es posible que mucho más temprano que tarde el poder se vista de mujer.