Con el pasar de los años la administración privada se fortalece y moderniza, mientras que en muchos casos la administración pública se debilita y en muchos casos se conduce mediante un proceso de involución que deja mucho que desear de una tares imprescindible para el desarrollo de las naciones.
República Dominicana e ha visto ir y venir muchos funcionarios de diferentes niveles, capacidades, personalidades y caracteres, de los cuales de pueden escribir varias novelas o series de TV, unas buenas, algunas regulares, pero, muchas de contenido muy negativo.
Justo es reconocer que en el presente se vislumbran ejemplos muy positivos y dignos de resaltar, como es el caso del ministro Limbert Cruz Lopez, en el ministerio de agricultura y el gabinete destinado para tales fines.
A raíz de su designación al inicio de la presente gestión, muchas fueron las interrogantes en torno a un hombre de empresas, de poca trayectoria en la administración pública y con un perfil muy bajo en imaginario colectivo nacional.
Manejar algo más de 2 años, el aparato de producción agrícola, en medio de las coyunturas nacionales e internacionales más difíciles en muchas décadas, es una tarea de Titanes. Toda vez que la pandemia, el descalabro heredado de una administración mafiosa y los efectos posteriores de una guerra con efectos en toda la economía mundial. Son algunos de los obstáculos que ha tenido que sortear en esta etapa, un equipo de hombres y mujeres que le han dado respuestas al país y han honrado la confianza de un presidente que confió la alimentación del país en manos de un liderazgo quebha sorprendido con excelentes notas.
Con una gerencia eficiente que ha dado como resultados unas navidades donde se puede decir con energías “aquí hay de to’ “, porque Luis Abinader y Limbert Cruz han demostrado que desde agricultura se puede cambiar la cultura de escasez tradicional para estas fechas tan importantes para el pueblo dominicano.